miércoles, 14 de mayo de 2014

Síndrome Fatiga Crónica...Qué es?...

    A propósito de otro caso, os hablaré un poco de otra enfermedad, conocida en un principio como Síndrome (unión de varios signos y síntomas), pero con los años ha tenido entidad suficiente como para tener el reconocimiento de enfermedad con entidad propia, y no es otro que el Síndrome de la Fatiga Crónica (SFC).

    ¿Qué es este síndrome o enfermedad?

    La denominación “Síndrome de fatiga crónica” es inespecífica, pero adecuada para una enfermedad entre cuyos muchos síntomas existentes,  la fatiga y el agotamiento son los más llamativos y constantes.

    Pero… ¿La fatiga es siempre tan grave e invalidante?

    Siendo la fatiga probablemente el síntoma más extendido, es el más grave sólo en la mitad de los pacientes. Para los demás el síntoma más severo son las cefaleas, los dolores musculares, los dolores articulares, los trastornos de la visión, las perturbaciones emocionales, la pérdida de memoria, la confusión, el dolor en los ganglios linfáticos o el dolor abdominal.

Entonces… si un paciente con Síndrome de Fatiga Crónica no puede trabajar, por qué es?

    Pues bien, cada síntoma por separado puede presentarse con mayor o menor intensidad, pero el cuadro conjunto permanece notablemente invariado. La suma de todos los síntomas puede ser totalmente incapacitantes y persistir durante años.

¿Cómo la diagnosticamos? ¿Hay pruebas que nos indiquen que estamos ante un SFC?

    Al igual que el examen físico, las pruebas de laboratorio y otras pruebas diagnósticas complementarias sólo descubren anomalías mínimas o ninguna. Estamos ante una enfermedad que afecta a todos los sistemas corporales y al mismo tiempo produce muy pocas lesiones. Por lo que el diagnóstico, a fecha de hoy, es meramente clínico; pero eso no quita que en un futuro, aparezcan pruebas que confirmen dicha patología… habrá que esperar…

    A parte de la fatiga y el agotamiento, ¿Qué más síntomas podemos tener?

    Las personas que padecen SFC pueden tener múltiples síntomas, como veremos a continuación, haciendo constar una estimación aproximada del porcentaje de pacientes que presentan cada síntoma (los que ocasionan mayor sufrimiento a los pacientes van marcados con un asterisco (*)):

·      Generales: Fatiga o agotamiento 95 % *; Dolor de cabeza 90 % *; Malestar general 80 % *; Dolor en los ganglios linfáticos 50 % *; Fiebre o sensación de fiebre 85 % ; Escalofríos 30 % ; Sudores nocturnos 50 % ; Aumento de peso 40 % ; Palpitaciones 55 %; Disnea 30 %; Hinchazón de las extremidades o de los párpados 20 %; Escozor al orinar 20 %; Disfunción sexual 20 %; Caída del cabello 20 %.
·      Osteo-musculares: Dolor muscular 75 % *; Dolor en las articulaciones 65 % *; Debilidad muscular 30 % 
·     Neurológicos: Falta de sueño reparador 90 % *; Pérdida de la memoria reciente 80 % *; Dificultad para concentrarse 70 % *; Adormecimiento y/o hormigueo en las extremidades 60 %; Desmayos 40 %;  Torpeza 30 %
·     ORL: Dolor de garganta 50 % *; Trastornos del equilibrio 30 %; Mareo 75 % ; Vértigo 30 %; Sensación de sabor amargo o metálico 25 %
·     Digestivos: Dolor abdominal 60 % *; Diarrea 50 %; Estreñimiento 40 %; Meteorismo 60 %
·     Psiquiátricas: Depresión 65 % *; Crisis de ansiedad 30 %; Insomnio 65 %
·    Oftalmológicos: Dolor ocular 30 % ; Irritación ocular 60 % ; Visión borrosa 80 % ; Visión doble 10 % ; Sensibilidad a las luces intensas 80 %
·     Dermatológicas: Ronchas y enrojecimiento en la cara y las mejillas 40 %
·     Inmunitarias: Alergias 60 % ; Sensibilidad a sustancias químicas 25 %

    Una lista de síntomas del SFC puede conducir a engaño, dado que a primera vista parece como si casi todos los síntomas posibles pudieran entrar en ella.  Pero el paciente que refiere estos síntomas no los enumera al azar, antes bien componen un cuadro de perfiles muy definidos que resulta casi idéntico de un paciente a otro. El cuadro sintomático es tan reproducible en los casos típicos que los pacientes saben diagnosticar el SFC en otros al instante…

    El final del caso; la paciente en cuestión tuvo una sentencia favorable, donde se le reconocía una Incapacidad Permanente Absoluta; aunque es verdad, que esta enfermedad acompañaba a otras, aunque esta era la principal…

jueves, 1 de mayo de 2014

SÍNDROME QUÍMICO MÚLTIPLE: EL PRECIO DE LA MODERNIDAD
 

    A propósito de otro caso, de una paciente con pluripatología  importante; con Fibromialgia, Fatiga crónica y Síndrome químico múltiple; en la que litigábamos para la consecución de una Incapacidad Permanente, os hablaremos de una enfermedad que por desgracia, cada vez es más frecuente, el Síndrome Químico Múltiple (S.Q.M.)… ¿Lo conocéis?...
    En dicha enfermedad, la persona afectada pierde la tolerancia a sustancias químicas presentes en el medio ambiente, y que habitualmente son toleradas por otras personas.
    Es conocida como patología de “dosis bajas”; y se desencadena en personas con una predisposición genética similar a la de la Fibromialgia y al Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), a partir de exposiciones a sustancias químicas, casi siempre en concentraciones que no son consideradas tóxicas por la toxicología clásica.
    Para el diagnóstico de dicha patología, hay seis criterios consensuados, conocidos como Criterios de Bartha, establecidos en 1989 y revisados en 1999, y que son:
·         Condición crónica
·         Los síntomas se reproducen con una exposición química repetida
·         Los síntomas se reproducen como el resultado de exposiciones a niveles más bajos que los previamente tolerados
·         Los síntomas aparecen frente a múltiples sustancias sin relación química
·         Los síntomas mejoran o se resuelven cuando las sustancias químicas incitantes son eliminadas
·         Y están afectados múltiples órganos del cuerpo
    Los síntomas pueden ser desde leves hasta graves y incapacitantes; como en el caso de nuestra paciente, a la que le reconocieron una Incapacidad Permanente Absoluta.
    Los síntomas más comunes son: fatiga, afectación cognitiva (problemas de memoria, falta de concentración, etc.), dolor muscular y problemas gastrointestinales. Otros síntomas incluyen: problemas respiratorios, dermatológicos, cefaleas, sensibilidad visual y auditiva y muchos otros.
    Aparte de estos síntomas invalidantes, las personas con SQM tienen un alto riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes de la tiroides y otras como el lupus, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple.
    Una posible señal de que la persona podría tener Síndrome químico múltiple es que percibe olores que el resto de la población no huele.
    La prevalencia de esta enfermedad varía según su severidad. La forma más grave afecta al 0,75% y se constata que la prevalencia de esta enfermedad está en aumento debido a la creciente presencia de tóxicos en la vida cotidiana. Las investigaciones demuestran que las sustancias químicas que desencadenan las SQM incluyen pesticidas, perfumes, suavizantes, productos domésticos de limpieza, ropa y materiales de construcción y, especialmente, en los espacios interiores, ambientadores.
    Las SQM son diferentes de las alergias. Las alergias son una reacción inmunológica mientras que las SQM son una reacción multisistémica en la que el Sistema Nervioso Central desempeña un papel fundamental.
    Las SQM se solapan con la Fibromialgia y el SFC, de forma que muchas de las personas que tienen estas dos enfermedades también tienen un problema de sensibilidad química. Como en los casos de la Fibromialgia y en el SFC, en las SQM la bioquímica del paciente está alterada, lo que aumenta la complejidad de esta enfermedad. Para no empeorar, las personas con Síndrome químico múltiple o FM y SFC con SQM añadido necesitan eliminar la mayor cantidad posible de productos químicos de su entorno y su dieta.
    Dado que la presencia de productos químicos es difícil de controlar fuera del hogar, las personas con SQM tienden a quedarse bastante tiempo encerradas en sus casas y tienen muchas limitaciones respecto a donde pueden ir. Aunque es recomendable que las personas con SQM lleven puesta una mascarilla de filtro de carbón fuera de sus casas, no es suficiente para protegerlas de los tóxicos.
    Este aislamiento es además, como lo define el gobierno canadiense, un grave ataque a los derechos humanos de la persona con SQM… Quizás algo deberíamos cambiar… ¿Quizás volver a los alimentos ecológicos?... ¿Limitar sustancias químicas en la agroindustria y en la industria alimentaria?... ¿Ser más exigentes como consumidores?... ¿Copiar normativas de otros países?.. Y mientras ¿Qué?... Mañana puede ser a ti a quién te la diagnostiquen…


miércoles, 30 de abril de 2014

        Camptocormia, una enfermedad rara


    A propósito de un caso de una señora sexagenaria, por la que tuvimos que llegar a juicio hace unos meses, debido a que no podía realizar su trabajo habitual, os vamos a explicar, no el caso, sino dicha enfermedad…

    ¿Conocéis la enfermedad llamada Camptocormia? ¿No? Pues os explicaremos que…

    La Camptocormia es un síndrome que se define por primera vez en 1915, por un neurólogo francés, al estudiar soldados que intentaban rehuir del campo de batalla durante la 1º Guerra Mundial, describiendo un trastorno conversivo postural caracterizado por la flexión permanente del tronco durante la bipedestación y la marcha que desaparecía en decúbito dorsal.

    Hasta la década de 1990, estaba considerada como una enfermedad de origen psiquiátrico, y es a partir de nuevos estudios, que se considera una base orgánica (afectación de la musculatura paravertebral); diferenciándose la Camptocormia y la Comoptosis (cifosis y dolor lumbar en jóvenes de etiología psiquiátrica).

    Es una enfermedad de afectación muscular, poco frecuente, aparición tardía (por encima de los 50 años) y más frecuente en mujer (4/1). Se caracteriza por lumbalgia crónica, asociada a cifosis secundaria a debilidad de la musculatura paravertebral lumbar; cifosis que se incrementa con la fatiga y que es reductible completamente con decúbito supino (tambado boca arriba) y con la imposibilidad de los pacientes para realizar una Hiperextensión del tronco en bipedestación; en algunos casos se asocia a un déficit moderado de la musculatura escapular y pelviana. Con frecuencia hay antecedentes familiares.

    Los signos y síntomas que podemos observar son:  Flexión de tronco: síntoma principal, tanto de pie como sentado y aumenta con la marcha, y reductible con decúbito; Marcha antropoide: aspecto horizontal de la espalda, semiflexión de rodillas, brazos colgantes con balanceo simiesco al caminar; Hiperextensión del cuello: compensatoria para poder mirar al frente estando de pie; Signo de manos en los bolsillos: es compensatorio, poniendo brazos extendidos y fijos para mantener erguido el tronco y el Dolor lumbar.

    Para su diagnóstico es imprescindible que dicha clínica mencionada anteriormente se acompañe de criterios tomodensitométricos e histológicos. Los tomodensitométricos nos confirmarán un volumen muscular normal, con hipodensidad e infiltración grasa, heterogénea, de la musculatura paravertebral de predominio distal (D10 a L5). Los histológicos nos revelan una fibrohialinosis endomisial.

    El diagnóstico diferencial se hará con patología degenerativa de columna (espondiloartrósis, osteoporosis con aplastamientos vertebrales múltiples), con la Espondiloartritis anquilosante, con la Espondilodiscitis o con Miopatías generalizadas (distrofias musculares hereditarias o miopatías inflamatorias).

    La electromiografía muestra un patrón de miopatía que sugiere una miopatía generalizada.

    El tratamiento se ha intentado con corticoides orales con respuesta aceptable y como medida paliativa el uso de un carro de marcha (“burrito”), con algo de mejoría de la postura.


    Por cierto, el juez le reconoció una Incapacidad Permanente Absoluta….

viernes, 11 de abril de 2014

La Fibromialgia, esa gran ignorada…

Hoy vamos a hacer unos comentarios sobre la Fibromialgia; el porqué es esa gran ignorada

De la Fibromialgia se han dicho muchas cosas, unas con fundamentos y otras sin ello, pero a nivel de la valoración de cara a una incapacidad permanente, es la gran ignorada… y para explicar esto tenemos que conocer previamente algo sobre dicha enfermedad, como es… ¿Cómo se diagnostica? ¿Qué sintomatología le acompaña?

Para diagnosticar a una paciente (generalmente mujeres) de Fibromialgia, nos basaremos en su sintomatología; consiste en determinar la sensibilidad al presionar determinados puntos “gatillos” del cuerpo, es la contabilidad de dichos puntos la que me vaya a dar el diagnóstico.

No hay pruebas complementarias, ni exámenes específicos para poder diagnosticarla; pero hay que realizar otros estudios, para descartar otros posibles diagnósticos diferenciales, de patologías que tengan una clínica similar.

La paciente suele sufrir un dolor generalizado, que es la característica principal de la Fibromialgia; y eso por desgracia, aparecen en muchas enfermedades.

El diagnóstico actual consiste en dolor y síntomas experimentados la semana anterior, consistente en dolor en 18 puntos gatillos; a los que hay que sumar un mínimo de severidad de dichos síntomas, como fatiga, despertar con cansancio, y algún problema cognitivo (ya sea de memoria o de pensamiento); junto con algún síntoma físico general que permanezca 3 meses como mínimo con las mismas características y que no haya otra enfermedad que pueda explicar todo el cuadro clínico padecido.

Y es éste el gran problema de la Fibromialgia, la sociedad y la administración a priori no reconoce todo aquello que no es demostrable con pruebas físicas o analíticas, … tenemos a unas personas, con dolores, con limitaciones físicas y psíquicas, con imposibilidad de poder realizar sus tareas laborales, ni muchas de sus actividades de la vida diaria… y casi nadie les hace caso… porque como no pueden demostrar su enfermedad, las suelen tildar de simuladoras; y por eso no las suelen comprender, ni a ellas, ni a su enfermedad, la gran ignorada…

Mientras la medicina no evolucione lo suficiente, y se consigan descubrir que mecanismos intrínsecos tiene la enfermedad, del porqué ocurren los síntomas que sufren, de cómo encontrar algún tratamiento, o preventivo o curativo; mientras esto no ocurra… a los pacientes que no pueden trabajar, solo les quedan  dos posibilidades:

--o el conformismo y la desesperación de tener que sufrir en su puesto de trabajo;
--o la lucha contra una injusticia y la búsqueda de profesionales cualificados que la defiendan…


pero la Fibromialgia, nunca debería ser… la gran ignorada

viernes, 7 de marzo de 2014

Remuneración por incapacidad permanente

…pasados unos días, Juan, acude de nuevo al médico, esta vez era solo para los resultados de una analítica, pero en su mente llevaba en el recuerdo la conversación del día anterior, y esta vez no estaba por la labor de irse de la consulta sin saber las diferencias entre las distintas pensiones por incapacidad permanente….

--Médico: ¡Buenos días Juan! ¿Qué tal estás? ¿Sigues con tantos dolores? ¿Cómo llevas lo del trabajo?...

--Juan: Hola Doctor, sigo con bastantes dolores, unos días más y otros días menos, pero no se saltan ningún día; lo del trabajo mal, a eso vengo, a que me dé la baja, porque me es imposible seguir trabajando así…, bueno, y para que me dé el resultado de la analítica…

--Médico: ¿Has buscado a alguien que pueda ayudarte?   

--Juan: Si, he contactado con una asesoría médico-legal que me han aconsejado, tengo hora con ellos la semana que viene; parece ser que son bastante profesionales…

--Médico: Me alegro que hayas recapacitado y te pongas manos a la obra en este asunto; con respecto a la baja laboral, ahora te la hago, si con el trabajo que tienes, es imposible que puedas realizarlo…

--Juan: Gracias doctor, pero hasta que los vea, ¿me va a tener intrigado cuanto se cobra con cada tipo de incapacidad?

--Médico: No hombre, hoy que hay menos gente y estamos un poco más tranquilos te informo, ¿Te acuerdas…?

--Juan: Doctor, me acuerdo que había cuatro tipos de incapacidades permanentes, si…

--Médico: La incapacidad permanente (IP) parcial es aquella en la que tras sufrir un daño o enfermedad corporal, te da derecho a la indemnización de 24 mensualidades (la mensualidad sería la cantidad de la base reguladora de la incapacidad temporal (baja)), se da a tanto alzado, y luego sigues trabajando…

--Juan: Entonces… ¿Te ingresan todo el dinero de golpe?

--Médico: Si, así es. Luego la IP total sería el 55% de la base reguladora que resulte de hacer el cálculo, habiendo variantes, en relación a accidente de trabajo, enfermedad profesional o enfermedad común… y en la IP absoluta sería el 100% en todos los casos…

--Juan: Tengo un amigo que me ha contado que cobra más del 55%, y tiene la IP Total… ¿Cómo puede ser eso?...

--Médico: Si, así es, se me olvidaba, aquí interviene la edad que tengas en el momento de concederte la IP total… es el 55% si eres menor de 55 años; y pasada esta edad sería del 75% siempre y cuando no tenga otra actividad económica

--Juan: ¿Y la Gran Invalidez?

--Médico: Aquí es más complicado, sería el 100%, más un complemento de ayuda, para la tercera persona, para poder vivir con un mínimo de decoro, pero no es tu caso afortunadamente… y vamos ya a ver la analítica….


    Y la visita médica acaba con los resultados de la analítica, con la prescripción de algún fármaco y con la baja laboral de Juan; pero en nuestro protagonista se ha despertado una curiosidad por estos temas, y que seguro que volverá a la consulta para seguir interrogando al paciente facultativo…

miércoles, 26 de febrero de 2014

¿Enfermo y trabajando?

                                
¿Que sucede en el caso de un trabajador que, como Juan, se ha reincorporado al puesto de trabajo tras una larga enfermedad, o un accidente, y no está realmente capacitado para desempeñarlo?
Estos casos se han multiplicado sobre todo por la situación económico-laboral actual, porque quien piensa que puede peligrar su trabajo por la baja temporal que requiere su salud, intenta acortarla al máximo. Suele ser frecuente que el trabajador solicite el alta voluntaria a pesar de no haber acabado todos los tratamientos necesarios e incluso no haberse podido evaluar sus limitaciones permanentes (o las que previsiblemente lo serán).

También las Mutuas de Accidentes de Trabajo e incluso el Sistema Público de Salud intentan reducir los periodos de baja y la evaluación de incapacidades, porque no dejan de ser costes para ellos. En muchos casos, salvo en enfermedades graves muy evidentes, evitan valorar una incapacidad o se hace en un grado inferior al que corresponde. En la mayoría, sin embargo, se trata solo de un error en la valoración del puesto de trabajo o de las limitaciones reales que han quedado a la persona.

El propio trabajador, unas veces prefiere no plantearse siquiera la posibilidad de que se encuentre en situación de incapacidad permanente, porque la actividad laboral le llena personal y profesionalmente, y otras, simplemente no está bien informado de sus derechos.

Sin embargo, ambos aspectos son fundamentales; tanto el seguir de baja laboral  hasta que se produzca una estabilización de sus lesiones, como la valoración de una incapacidad permanente, porque de no hacerlo así, desgraciadamente las consecuencias suelen ser muy negativas para él.
La experiencia demuestra que, cogerse el alta voluntaria cuando en realidad lo que existe es una incapacidad permanente, suele finalizar en despido improcedente, porque el trabajador ya no puede rendir como antes (y hoy día pocas empresas pueden mantener en un puesto a alguien que ya no es lo suficientemente eficiente o que le va a acarrear algún tipo de problema productivo, por la causa que sea, aunque solo sea por las bajas temporales que requerirá su estado). A veces incluso, el despido se produce con un “no apto” para el puesto de trabajo por parte del servicio de prevención de riesgos laborales, lo que además puede suponer un despido objetivo. O el trabajador agobiado por el dolor y la desesperación de no poder cumplir, decide abandonar la empresa (igual ayudado por presiones en la misma), agravándose su situación médica, porque estas experiencias pasan factura también a nivel psicológico.

Ese previsible despido no suele ser inmediato, sino que va precedido de un periodo más o menos amplio desde que finalizó la baja temporal. En algunos casos incluso la empresa y el empleado aguantaban un tiempo considerable la situación, pero los tribunales no exigen una especial tolerancia al empresario en este sentido, y con la nueva regulación el despido incluso puede ser inminente.
¿Qué sucede en estos casos legalmente? Se presume que ha existido curación o mejoría que permite la realización del trabajo habitual y si no se prueba una agravación posterior, con un nuevo procedimiento de baja, difícilmente se reconocerá la situación de incapacidad permanente que dio lugar al despido o a la pérdida de la actividad profesional.

Por eso, es fundamental que el trabajador tenga claro que ante enfermedades graves y permanentes con importantes limitaciones o secuelas; por un lado, no se debe coger el alta voluntaria, ni se le debe dar prematuramente, ni por otro lado, quedarse con esa primera negativa al reconocimiento de su incapacidad, si ésta se produce. O con el grado reconocido, sin consultar a un especialista, porque puede ser tributario de uno mayor.

Es más existe la posibilidad de solicitar la incapacidad a su instancia (en nombre del propio trabajador), y no hacerlo, cuando se tiene derecho a ello, puede ser mucho más perjudicial, no solo a nivel laboral, sino en todos los aspectos de su vida.

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viernes, 7 de febrero de 2014

Tipos de incapacidades permanentes

         
Cuando la desesperación por la pérdida de salud es agobiante, el trabajo es ya imposible, la ansiedad toca sus puntos más altos y nos encontramos en una encrucijada de no saber qué hacer… es entonces cuando buscamos una mano abierta, como podría ser un amigo, un familiar, a veces un simple desconocido, o cómo en este caso, el médico; para contarle nuestro problema, nuestra inquietud y que nos ayude a buscar una solución… así fue como Juan, un día cualquiera, se dirigió hacia la consulta y allí se produjo la siguiente conversación:

--Médico: ¡Buenos días Juan! ¿Cómo estas esta mañana?

--Juan: Hola Doctor. No muy bien, como usted ya sabe. Hoy solo vengo a ver si me permite hacerle una consulta, no sé si debo preguntárselo a usted o a quién debo de acudir; la verdad, es que desde que tuve el accidente, me encuentro muy limitado, incluso incapacitado para realizar el trabajo que hacía normalmente; por más que lo intento, no puedo…

--Médico: Quizás aun no estabas preparado para trabajar, no deberías haberte cogido el alta voluntaria de la baja laboral (Incapacidad Transitoria)…

--Juan: Doctor, yo me encuentro bien, de hecho, llevaba ya unas semanas completamente estabilizado, sin ninguna mejoría…

--Médico: Ya, pero no me refería a eso, me refería que a lo mejor, las secuelas que te ha dejado el accidente son definitivas, y que te van a limitar para siempre para la realización de tu trabajo habitual; por eso no deberías haber tenido prisa en el alta laboral, y haber esperado, hubiéramos hablado del tema y te hubiera derivado al ICAM, para valorar si tus patologías son tributarias de una Incapacidad Permanente…

--Juan: ¿Incapacidad Permanente? ¿Qué es eso doctor? ¿Eso significa una invalidez?

--Médico: Exacto Juan, es una invalidez. Cuando se tienen patologías que limitan para la realización de un trabajo, según la normativa de la Seguridad Social, el paciente es merecedor de una Incapacidad Permanente, “que consiste en una prestación económica que trata de cubrir la pérdida de rentas salariales o profesionales que sufre una persona, cuando estando afectada por un proceso patológico o traumático derivado de una enfermedad o accidente, ve reducida o anulada su capacidad laboral de forma presumiblemente definitiva.”

--Juan: ¿Y solo por estar limitado, ya te la dan automáticamente el ICAM o en la Seguridad Social?

--Médico: ¡Ojala!, Debería ser así, pero no siempre ocurre así… a veces de da de oficio, es decir, te la da el INSS, que es el Instituto Nacional de la Seguridad Social, pero otras veces, aunque el paciente sea tributario de ellas, hay que litigarlas…

--Juan: En ese caso… ¿Cómo se hace?

--Médico: Lo mejor, en esos casos, es buscar unos buenos profesionales que se ocupen del tema; buscar un despacho que tenga un abogado y un médico especializados en estas materias, que sean capaz de valorar las lesiones corporales y sus secuelas, para pedir el grado justo y preciso de Incapacidad Permanente; y que sepan, llegado el momento, defender el caso en un juicio si fuera preciso…

--Juan: Me comenta doctor, que en su grado… ¿hay diferentes grados de Incapacidad Permanente (IP)?

--Médico: Existen varios grados de IP derivados de las patologías que padezca el trabajador, en función de las limitaciones y secuelas permanentes, o que previsiblemente lo sean, y en relación con la actividad laboral… porque una misma lesión puede ser IP para un trabajador y sin embargo no ser para otro…

--Juan: Ahora doctor, si que me ha hecho un lio…

--Médico: Juan, no te agobies, no es tan complicado, hay cuatro tipos de IP: --la IP Parcial, que es aquella que ocasiona al trabajador una disminución superior al 32% en el rendimiento para su puesto de trabajo habitual;  --la IP Total consiste en que, como consecuencia de las patologías y limitaciones, el trabajador se encuentra impedido para realizar su trabajo habitual, si bien se considera que aun tiene capacidad para dedicarse a otra actividad laboral distinta.   

--Juan: ¿Pero, y si la enfermedad o el accidente es tan grave que no puedes trabajar de nada?...


--Médico: Para eso está la IP Absoluta, para todos los trabajadores cuya capacidad laboral ha sufrido una merma tan importante que no les permite realizar ninguna profesión. Y luego, por último, está la Gran Invalidez para aquellos trabajadores incapacitados de forma permanente que necesitan la ayuda de una tercera persona para la realización de los actos más esenciales de la vida, como el comer, el vestirse, etc.  ¿Te he aclarado un poco las dudas, Juan?...

--Juan: Si, pero… ¿en todas se cobra lo mismo?...¿Cuánto se cobra?...

--Médico: No Juan, no se cobra en todas lo mismos, pero eso te lo explicaré otro día que vengas a consulta, porque hoy ya llevamos un ratillo, y la gente que está esperando fuera empieza a ponerse un poco nerviosilla… Un saludo Juan..


--Juan: Un saludo doctor y en unos días vengo para que me lo acabe de explicar….

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