SÍNDROME QUÍMICO MÚLTIPLE: EL PRECIO DE LA MODERNIDAD
A propósito de
otro caso, de una paciente con pluripatología importante; con Fibromialgia, Fatiga crónica y
Síndrome químico múltiple; en la que litigábamos para la consecución de una
Incapacidad Permanente, os hablaremos de una enfermedad que por desgracia, cada
vez es más frecuente, el Síndrome Químico Múltiple (S.Q.M.)… ¿Lo conocéis?...
En dicha
enfermedad, la persona afectada pierde
la tolerancia a sustancias químicas presentes en el medio ambiente, y que
habitualmente son toleradas por otras personas.
Es conocida como patología de “dosis bajas”; y se
desencadena en personas con una predisposición genética similar a la de la
Fibromialgia y al Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), a partir de exposiciones a
sustancias químicas, casi siempre en
concentraciones que no son consideradas tóxicas por la toxicología clásica.
Para el
diagnóstico de dicha patología, hay seis criterios consensuados, conocidos como
Criterios de Bartha, establecidos en
1989 y revisados en 1999, y que son:
·
Condición crónica
·
Los síntomas se reproducen con una exposición química repetida
·
Los síntomas se reproducen como el resultado de
exposiciones a niveles más bajos que
los previamente tolerados
·
Los síntomas aparecen frente a múltiples sustancias sin relación química
·
Los síntomas mejoran o se resuelven cuando las sustancias químicas incitantes
son eliminadas
·
Y están afectados múltiples órganos del cuerpo
Los síntomas
pueden ser desde leves hasta graves y incapacitantes; como en el caso de
nuestra paciente, a la que le reconocieron una Incapacidad Permanente Absoluta.
Los síntomas más
comunes son: fatiga, afectación
cognitiva (problemas de memoria, falta de concentración, etc.), dolor muscular
y problemas gastrointestinales. Otros
síntomas incluyen: problemas respiratorios, dermatológicos, cefaleas,
sensibilidad visual y auditiva y muchos otros.
Aparte de estos síntomas invalidantes, las
personas con SQM tienen un alto riesgo de desarrollar enfermedades
autoinmunes de la tiroides y otras como el lupus, la artritis
reumatoide o la esclerosis múltiple.
Una posible señal de que la persona podría
tener Síndrome químico múltiple es que percibe olores que el resto
de la población no huele.
La prevalencia de esta enfermedad varía
según su severidad. La forma más grave afecta al 0,75% y se constata que la
prevalencia de esta enfermedad está en aumento debido a la creciente presencia
de tóxicos en la vida cotidiana. Las investigaciones demuestran que las
sustancias químicas que desencadenan las SQM incluyen pesticidas, perfumes,
suavizantes, productos domésticos de limpieza, ropa y materiales de
construcción y, especialmente, en los espacios interiores, ambientadores.
Las SQM son diferentes de las alergias. Las
alergias son una reacción inmunológica mientras que las SQM son una reacción
multisistémica en la que el Sistema Nervioso Central desempeña un papel
fundamental.
Las SQM se solapan con la Fibromialgia y el
SFC, de forma que muchas de las personas que tienen estas dos enfermedades
también tienen un problema de sensibilidad química. Como en los casos de la Fibromialgia
y en el SFC, en las SQM la bioquímica del paciente está alterada, lo que
aumenta la complejidad de esta enfermedad. Para no empeorar, las personas
con Síndrome químico múltiple o FM y SFC con SQM añadido necesitan
eliminar la mayor cantidad posible de productos químicos de su entorno y su
dieta.
Dado que la presencia de productos químicos
es difícil de controlar fuera del hogar, las personas con SQM tienden a
quedarse bastante tiempo encerradas en sus casas y tienen muchas limitaciones
respecto a donde pueden ir. Aunque es recomendable que las personas con SQM
lleven puesta una mascarilla de filtro de carbón fuera de sus casas, no es
suficiente para protegerlas de los tóxicos.
Este aislamiento es además, como lo define
el gobierno canadiense, un grave ataque a los derechos humanos de la persona
con SQM… Quizás algo deberíamos cambiar… ¿Quizás volver a los alimentos
ecológicos?... ¿Limitar sustancias químicas en la agroindustria y en la
industria alimentaria?... ¿Ser más exigentes como consumidores?... ¿Copiar
normativas de otros países?.. Y mientras ¿Qué?... Mañana puede ser a ti a quién
te la diagnostiquen…
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